Los amortiguadores del coche son componentes del sistema de suspensión que se encuentran en cada una de las ruedas. Su función principal es absorber las vibraciones y los impactos provenientes de la carretera, proporcionando una conducción más suave y controlada.
Como hemos comentado muchas veces en este blog, los coches, sobre todo lo más actuales, son máquinas muy completas en las que todos los sistemas se encuentran conectados a través de diferentes protocolos y sensores.
Los amortiguadores son uno de estos sistemas que forman parte de nuestros vehículos desde hace décadas. Es más, todavía forman parte, cómo decirlo, de la prehistoria de los vehículos, pero su buen funcionamiento es vital para la conducción.
Si los amortiguadores fallan, toda la conducción lo hará también. Por esa razón, conviene estar muy atentos a cómo detectar si la amortiguación está en malas condiciones. Por ejemplo, si al frenar o durante la conducción notamos una serie de síntomas.
Lo has adivinado, este post tratará sobre los amortiguadores y cómo detectar cuándo están en malas condiciones o se han roto. ¡Vamos allá!
Qué son los amortiguadores
Los amortiguadores forman parte, junto a los neumáticos y los muelles, del sistema de suspensión de un coche, que se encarga de mantener el vehículo en contacto con el asfalto durante la circulación.
Por lo tanto, tenemos que los amortiguadores, junto a los
neumáticos tienen una importancia muy grande durante la conducción, ya sea a una velocidad constante, a la hora de coger un bache o, como veremos, a la hora de frenar.
Y esto es porque un amortiguador en mal estado puede jugarnos más de una mala pasada tanto de cara al exterior durante la conducción como interiormente al facilitar el desgaste de las piezas adyacentes, lo que incluye rótulas, soportes, neumáticos, muelles, etc.
Los amortiguadores, teniendo en cuenta que hay diferentes tipos (ahora los vemos) y que cada fabricante tiene sus particularidades, están formados por los siguientes componentes:
- Cuerpo: Es la parte exterior del amortiguador, con forma cilíndrica. Su función es la aglutinar el resto de componentes y protegerlos.
- Pistón: Es un elemento que se desliza dentro del cuerpo del amortiguador y está conectado a la rueda o a la suspensión del coche. El pistón puede tener una serie de ranuras o canales que permiten el paso del fluido dentro del amortiguador.
- Tubo presurizado: Algunos amortiguadores modernos utilizan un tubo presurizado, que contiene un gas (como el nitrógeno) que ayuda a mantener la presión constante dentro del amortiguador, a fin de ayudar a reducir la formación de burbujas de aire y mejorar, así, el rendimiento del amortiguador.
- Válvulas: Controlan el flujo del fluido dentro del amortiguador. Las válvulas se abren y cierran en función de las condiciones de conducción y la fuerza que se ejerce sobre el amortiguador (por ejemplo, en un bache), permitiendo el ajuste continuo de los amortiguadores.
- Resortes: Aunque los resortes no forman parte directa de los amortiguadores, suelen estar instalados junto a ellos en el sistema de suspensión, y ayudan a soportar el peso del vehículo, proporcionando resistencia adicional para absorber los impactos y mantener el equilibrio de la suspensión.
En resumen, los amortiguadores son componentes en forma de cilindro que, en conjunto con las suspensiones y los neumáticos, tienen la función de preservar la estabilidad de un vehículo y mitigar los impactos y tensiones generados por la irregularidad del terreno.
Así funcionan los amortiguadores
Como decíamos, los amortiguadores controlan el movimiento de la suspensión y ayudan a que los neumáticos estén en contacto con el asfalto de manera constante. Por lo tanto, los amortiguadores son parte esencial de la estabilidad del vehículo.
Por ejemplo, cuando pasamos por un bache, el pistón se desliza a través del cilindro y comprimen el líquido que emiten las válvulas (o gas en el caso del tubo presurizado). Este movimiento disipa la energía recibida por el vehículo evitando que pase al chasis. El resultado es que el conductor y los ocupantes reciben una menor sacudida al pasar por el bache.
Tipos de amortiguadores
En el mercado ha diferentes tipos de amortiguadores. Como decíamos más arriba, no hay una estandarización completa y, por lo tanto, no todos los fabricantes arman sus vehículos con el mismo de amortiguadores.
Podemos encontrarnos con todos estos:
- Amortiguadores monotubo: este tipo de amortiguador cuenta con un único tubo donde se encuentran tanto el fluido como gas que se emplean en la suspensión. Un pistón separa ambas cámaras del amortiguador y controla el flujo del fluido
- Amortiguadores bitubo: están formados por dos tubos concéntricos, uno interior y otro exterior, que separan el fluido del gas, que se encuentra en el tubo exterior. El fluido, por su parte, discurre por el tubo interior.
- Amortiguadores hidráulicos: Estos amortiguadores utilizan un fluido hidráulico para controlar la amortiguación. El movimiento del pistón a través del fluido genera resistencia y disipa la energía cinética.
- Amortiguadores hidráulicos con uso de válvulas: cuentan con válvulas internas que se encargan de ajustar la resistencia del fluido según sea la conducción en cada momento. Es decir, ofrecen un ajuste adaptativo del sistema de suspensión.
- Amortiguadores con suspensión regulable: este tipo de amortiguadores permiten ajustar de manera manual la intensidad de la suspensión.
- Amortiguadores reológicos o de dureza variable: el fluido que equipan este tipo de amortiguadores cuenta con propiedades reológicas, esto es, que cambia su nivel de viscosidad o dureza según sea la velocidad (intensidad) de deformación.
Vida útil y revisión de los amortiguadores
Ahora que ya hemos hecho una buena introducción a qué son los amortiguadores, ya estamos en disposición de concluir que unos amortiguadores en mal estado son un riesgo que no debemos correr, porque ponemos en peligro todo el sistema de suspensión del vehículo.
Esto nos lleva a que es interesante conocer cuál es la vida útil media de los amortiguadores y a ser capaces de detectar cuándo hay un problema en nuestros amortiguadores.
80.000 kms o cada cuatro años, y no te olvides de revisarlos
Empecemos por el principio, la vida útil de los amortiguadores tiende a ser de unos 80.000 kilómetros o 4 años, según dicte el fabricante. Por supuesto, muchas variables, la primera el tipo de vía por el que solemos conducir, influyen en su proceso de desgaste.
Ahora bien, por lo que pudiera pasar, los expertos suelen recomendar realizar la revisión de los amortiguadores, aproximadamente, cada 20.000 kilómetros.
Cómo comprobar fácilmente si los amortiguadores están dañados.
Afortunadamente, puede comprobarse de manera sencilla si todo está bien con nuestros amortiguadores. El eje delantero es el más sencillo de comprobar porque puedes comprobar visualmente los amortiguadores girando el volante al máximo.
Una forma de evaluar el estado de la amortiguación es presionando una de las esquinas del coche con bastante fuerza, haciendo que la suspensión se active. Si al detener la presión el coche “rebota” rápidamente una o más veces, es posible que el amortiguador esté en las últimas. Lo ideal sería que la recuperación fuera muy suave, sin notar el rebote.
Toma nota: el cambio de amortiguadores, llegado el caso, se realiza por eje, es decir, cambias los dos amortiguadores delanteros o los traseros, o los cuatro, jamás de manera individual, porque la diferencia de desgaste será más acusada y se perderá efectividad.
Toma nota (2): muchos de los pequeños golpes que damos en ocasiones a los neumáticos de nuestro coche son perjudiciales para los amortiguadores. Por ejemplo, los resaltos que vemos en los pasos de peatones en las ciudades son bastante peligrosos para los amortiguadores sin conducimos a alta velocidad. Igualmente, los golpes contra los bordillos y, en general, los impactos transversales deben ser evitados a fin de aumentar la vida útil de los amortiguadores.
Síntomas de que algo va mal con tus amortiguadores
Cuando los amortiguadores están en mal estado hay una serie de síntomas que notaremos durante la conducción. Son los siguientes:
Aumento de la distancia de frenado: un coche con
la amortiguación en mal estado puede ver aumentada la distancia de frenado hasta en un 35%
Reducción de estabilidad: más notoria cuando hay mayor desgaste en uno de los amortiguadores en lugar de en todo el eje. Esto se traduce en una pérdida de estabilidad que detectarás, sobre todo, al tomar las curvas.
Aumenta la posibilidad de sufrir un aquaplannig: El aquaplanning es el fenómeno que se da cuando un vehículo pierde contacto con la superficie de la carretera debido a la presencia de agua acumulada. Durante el aquaplaning, los neumáticos del coche no pueden evacuar rápidamente el agua entre la banda de rodadura y el pavimento, lo que resulta en una capa de agua que se interpone entre ellos y la carretera. Cuando esto ocurre, se reduce drásticamente la fricción y la capacidad de agarre de los neumáticos, lo que puede hacer que el conductor pierda el control del vehículo.
Desgaste irregular en los neumáticos: la convergencia de las ruedas se ve alterada y los neumáticos experimentan un desgaste desigual, principalmente en los extremos y el centro. Cuanto mayor irregular sea, mayor será también el problema y podrá llevarnos a tener que alinear los ejes una vez se sustituyan los amortiguadores.
Frenada irregular y pérdida de seguridad: si el amortiguador está en malas condiciones, al frenar notaremos que el agarre pierde efectividad, sobre todo en las curvas, y podremos incluso detectar cierto balanceo en el vehículo y vibraciones anormales en el volante. En el caso de una frenada fuerte, el chasis podrá llegar a desplazarse hacia un lado y llegar a sufrir
subviraje en las curvas.
Mayor sensibilidad del vehículo ante el viento: sobre todo las ráfagas laterales, que pueden llegar a desplazar al coche por el fallo del sistema de suspensión
Coche desnivelado a simple vista: cuando uno de los amortiguadores se rompe, podrás observar, a simple vista, que el lado correspondiente al amortiguador dañado está más hundido. El desnivel se puede traducir a la conducción, haciéndolo todavía más palpable.
Rebotes en la frenada y morro hundido: Si al frenar notamos que el coche rebota de manera brusca, será señal de que los amortiguadores están fallando. Del mismo modo, el morro del coche puede hundirse más de lo habitual al frenar.
Pérdida de aceite en la zona de suspensión: puede significar que las válvulas están dañadas y gotean, por lo que los amortiguadores no lubricarán bien y aumentará el riesgo de rotura.
Ruidos extraños al pasar por baches o curvas: Si al pasar por baches o curvas escuchas ruidos extraños, como golpes, es probable que la suspensión esté dañada. No ignores estos ruidos y acude al taller de inmediato, ya que las causas pueden ser diversas.
Suspensión demasiado blanda o dura: Si notas que la suspensión ha perdido su dureza o se ha vuelto demasiado rígida, es probable que esté dañada. Los amortiguadores no deben experimentar cambios en su firmeza durante su vida útil, por lo que cualquier variación indica la necesidad de reparación.
Averías típicas de los amortiguadores
Los amortiguadores, al igual que cualquier otro componente, pueden experimentar diferentes tipos de averías. Las más comunes incluyen:
- Pérdida de aceite: Se produce cuando hay fugas de aceite en los amortiguadores, lo cual puede indicar un desgaste o daño en el sello.
- Muelle dañado o roto: Los muelles pueden sufrir daños debido a impactos o desgaste, lo que afecta la capacidad de absorción de los amortiguadores.
- Topes erosionados: Los topes son piezas que limitan el recorrido de los amortiguadores. Con el tiempo, pueden desgastarse o dañarse, lo que afecta su función de absorción.
- Roscas pasadas: Las roscas permiten ajustar la altura de los amortiguadores. Si se desgastan o pasan, dificultan o impiden el ajuste correcto.
Estas averías pueden comprometer el rendimiento y la seguridad del vehículo, por lo que es importante detectarlas y solucionarlas a tiempo. En caso de experimentar alguno de estos problemas, se recomienda llevar el coche a un taller especializado para su revisión y reparación.