Pueblos bonitos cerca de Madrid para amantes de la
carretera (Parte III, provincia de Segovia)
Para esta tercera parte de pueblos bonitos cerca de Madrid para amantes de la carretera nos centraremos en la provincia de Segovia para conocer los municipios más interesantes de esta provincia. Por supuesto, la propia ciudad de Segovia será parada obligatoria, pero también otros lugares no tan conocidos como Pedraza o Sepúlveda.
Abróchate el cinturón y ponte en marcha, porque empieza la Parte III de pueblos bonitos cerca de Madrid.
Provincia de Segovia
La Provincia de Segovia, perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, linda directamente con Madrid, y esconde algunos municipios dignos de incluir en esta lista de pueblos bonitos que visitar cerca de Madrid, aunque para llegar a alguno de ellos hace falta cubrir una distancia mayor de 100 km, te garantizamos que merece la pena cada uno de ellos.
Segovia (92 km)
Segovia es una de las 15 ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad en España. Mundialmente reconocida por su acueducto y su alcázar Segovia es, sin duda, mucho más, incluyendo una deliciosa gastronomía.
Si llegas desde Madrid dispuesto a quedarte más de un día y disfrutar de Segovia como se lo merece, hemos apuntado los siguientes puntos para que visites sí o sí:
Acueducto de Segovia
La estampa más icónica de la ciudad es este acueducto romano, construido para traer agua, a lo largo de 16 km aprovechando los desniveles, a los habitantes de la ciudad.
Para lograrlo sólo hicieron falta 120 pilares que sostienen, a su vez, 167 arcos con sillares (bloques de piedra) traídas desde la propia Sierra de Guadarrama de donde se recogía el agua, que pasaba por diferentes procesos de decantación antes de su distribución.
15 km de canalizaciones subterráneas hasta llegar al acueducto como tal, que comenzó a construirse con un emperador hispano llevando las riendas de Roma, Trajano, para ser concluido en época de Adriano.
Alcázar de Segovia
El Alcázar de Segovia es una monumental fortaleza declarada Monumento Histórico Artístico en 1931 y Patrimonio de la Humanidad en 1985. Se sitúa sobre una colina desde la que domina toda la zona (posiblemente los romanos ya tuvieran aquí algún puesto militar) y es, sin duda, una de las construcciones más impresionantes de toda la geografía española.
El Alcázar como tal, o al menos muy similar al que vemos hoy en día, tiene su primera referencia en el siglo XII, bajo el reinado de Alfonso VII. Sin embargo, la construcción del palacio se asigna a Alfonso VIII, que contribuyó aportando una decoración de tipo hispano-musulmana.
Otros monarcas, y han sido varios los episodios que ha vivido el Alcázar antes de perder protagonismo frente a la capital, como el nombramiento de Isabel la Católica o la boda de Felipe II. Fue precisamente el Austria el que se decidió por cambiar las tejas del castillo por unas de pizarra, lo que le confirió ese aire de castillo europeo que todavía mantiene el alcázar.
La planta del alcázar es irregular, adaptada a la colina. Exteriormente nos encontramos con un foso, un puente levadizo y un patio herreriano junto a la Torre del Homenaje, uno de los mayores atractivos del monumento.
En su interior podemos visitar numerosas salas decoradas con todo tipo de lujos, además de un Museo de Armas y el Archivo General Militar de Segovia.
Catedral de Segovia
Segovia ha contado con tres catedrales diferentes, de las que sólo ha quedado ésta en pie, ya que las anteriores fueron destruidas. La primera, en el 516, y la segunda, en 1520 durante las Guerras de las Comunidades de Castilla.
Fue Carlos I quien mandó construir la catedral actual, que está compuesta por 3 naves en una planta con forma de cruz latina. Se trata de una de las catedrales góticas más tardías de Europa, ya que comenzó su construcción en el siglo XVI, por lo que también cuenta con algunos detalles renacentistas.
En conjunto, es una catedral de grandes dimensiones (cuenta con 18 capillas), de gran sobriedad y elegancia, con bóvedas de estilo gótico de hasta 30 metros de altura y un conjunto de vitrales de 65 piezas que conforman unas de las colecciones de vidrieras más importantes del patrimonio español.
Murallas de Segovia
Como buena ciudad medieval, Segovia estaba cercada por una muralla defensiva que la protegía frente a posibles invasiones. Lo cierto es que, posiblemente, el germen de la muralla sea romano, y fueran posteriormente reforzadas y ampliadas, para ser finalmente demolidas, en parte, por la ampliación de la ciudad. Digamos que la historia habitual de las murallas en las villas con muchos siglos de historia.
En el caso de la muralla de Segovia, fue declarada Patrimonio de la Humanidad junto con el acueducto en 1941. Su longitud es de casi 3,5 km y rodea todo el casco histórico de la ciudad desde el Alcázar.
Inicialmente, sirvió para no sólo defender la ciudad, sino también para separar a los estamentos sociales más privilegiados, como nobleza y clero, que vivían intramuros, del pueblo mísero, que hacía su vida extramuros.
En sus orígenes, la muralla tenía cinco puertas y ocho postigos. Dos de las puertas fueron derruidas, así como cuatro de los postigos. Un postigo, por cierto, es una puerta más pequeña dentro de una mayor.
Real Casa de la Moneda
La Real Casa de la Moneda supuso todo un hito logístico e industrial de la época. El edificio, diseñado por el famosísimo arquitecto Juan de Herrera (responsable del Monasterio del Escorial), albergó una maquinaria totalmente revolucionaria para la época que se empleó para acuñar moneda.
Felipe II fue quien mandó construir, en 1583, la Real Casa de la Moneda. El ingenio capaz de acuñar moneda mediante un sistema hidráulico fue inventado en Austria, y desde allí traído hasta Segovia. Consistía en un sistema de laminación y acuñación accionado por ruedas hidráulicas.
Con los años, la maquinaria inicial fue renovada primero por una prensa de volante, en 1771 y, finalmente, por una prensa automática en 1869.
Judería
Hasta su expulsión de Castilla en 1492 (menudo año), Segovia contó con una de las comunidades judías más numerosas de toda la corona. En ese momento, la población ya vivía parcialmente aislada en su propio barrio, y había sido confinada pocos años antes en otro decreto de los Reyes Católicos.
De esos avatares nos queda a día de hoy la judería de Segovia, un barrio medieval convertido en Aljama por su independencia económica y cuyo origen los documentos sitúan en el siglo XIII, cuando la población judía vivía diseminada en toda la ciudad, ocupando todo tipo de puestos.
La comunidad judía era tan grande que llegó a contar con hasta cinco sinagogas diferentes, junto a escuelas, baños y matadero propio. La Aljama, con el confinamiento, quedó cercada entre ocho puertas, dos de ellas pertenecientes a la muralla.
Como detalle, tras la expulsión de 1492 la judería pasó a llamarse Barrio Nuevo.
Palacio Real de la Granja
A unos pocos kilómetros de Segovia se encuentra el Palacio Real de la Granja, un edificio con jardines de tipo Versalles que durante gran parte de su historia fue residencia real.
La construcción del palacio, como tal, comenzó en 1721, pero ya antiguamente Enrique IV, en 1450, había mandado levantar en este mismo lugar un pabellón de caza.
El conjunto, de estilo palatino europeo, fue ampliado por Felipe V, quien se retiró en el palacio y que contribuyó a añadir más estancias y también a engrandecer los jardines.
Son precisamente los jardines la mayor atracción del palacio, con sus seis kilómetros de extensión y sus 21 fuentes inspiradas en la mitología clásica, con esculturas realizadas en plomo para evitar su corrosión.
La experiencia ganada adquirida en Versalles, donde el suministro de agua fue un quebradero de cabeza, se libró en el caso del Palacio Real de la Granja, ya que jardineros e ingenieros decidieron que aprovecharían la pendiente del lugar para favorecer el movimiento del agua.
Turégano (127 km)
Turégano es un municipio de Segovia de casi 1000 habitantes. Su imagen más representativa es su castillo, una fortaleza medieval del siglo XII que domina el pueblo desde un promontorio.
Sobre una construcción defensiva pretérita, el obispo Pedro de Agén inició la construcción de una iglesia románica dedicada a San Miguel. Siglos después, comenzó la obra de la fortaleza-palacio que acompaña a la iglesia y que conforma el castillo como tal, cuyas murallas fueron reforzadas en el siglo XVI.
La iglesia está conformada por tres naves, dos de estilo románico y la central de estilo gótico, con bóveda de cañón apuntada. Actualmente, salvo la iglesia, todo el recinto amurallado es gestionado por el Ayuntamiento de Turégano.
Pedraza (132 km)
Pedraza es una auténtica villa medieval levantada sobre dos cerros que cumple perfectamente con el ideal de pueblo del siglo XV que tantas veces hemos visto en películas. Pero, en este caso, es tan real como la vida misma.
Sobre sus ya históricos y empedrados caminos nos encontramos con numerosas casas hidalgas blasonadas, una impresionante Plaza Mayor, una muralla que otrora fue inexpugnable y que ha sido recientemente restaurada y, finalmente, un castillo.
Pedraza está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España y fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1951. Lo cierto es que no sería lo que es hoy si no hubiera sido repoblada en plena edad media por las mesnadas castellanas del Conde de Castilla Fernán González y sus descendientes.
Además de disfrutar de la experiencia que supone pasear por sus calles, Pedraza ofrece una serie de imprescindibles, como:
La Puerta de la Villa
La Puerta de la Villa de Pedraza es su único acceso. Forma parte del conjunto monumental y presenta el mismo aspecto desde hace 500 años, cuando fue su última remodelación, que incluyó el blasón de los Velasco y las puertas de álamo negro.
Actualmente están siempre abiertas, pero antiguamente era el carcelero de la ciudad quien se encargaba de cerrarlas al caer el sol. La puerta original, por cierto, fue construida en el siglo VIII.
La Cárcel de Pedraza
Junto a la muralla nos encontramos con esta casa convertida en cárcel-museo, que representa cómo sería la vida entre rejas en la Pedraza medieval.
En sus dos niveles, el superior para delincuentes de poca monta y el inferior para los considerados peligrosos, podrás ver cómo eran las celdas, cómo eran los grilletes y los cepos que mantenían a los presos, presos, nunca mejor dicho.
La plaza Mayor
La Plaza Mayor de Pedraza es una plaza irregular porticada, rodeada por las antiguas casas de las familias nobles de Pedraza, que utilizaban sus balcones para presenciar los festejos taurinos que se celebraban en la propia plaza.
Actualmente, entre los días 6 y 11 de septiembre, con motivo de las fiestas de la Virgen de Carrascal, sigue convirtiéndose en plaza de toros. Pero también se cubre de velas los primeros sábados de julio para realizar los ya famosos Conciertos de las Velas.
Junto a la plaza, la Iglesia de San Juan, de la que ahora hablaremos.
La Iglesia de San Juan
Junto a la Plaza Mayor se encuentra la Iglesia de San Juan, un templo de estilo románico de aspecto austero que ha pasado por algunas modificaciones a lo largo de los siglos.
Destaca, por encima de todo, su torre del campanario, con doble arquería.
El Castillo de Pedraza
En el extremo del cerro sobre el que se asienta Pedraza se encuentra su castillo, una fortaleza del siglo XIII que perteneció a las familias Herrera y Fernández de Velasco y que actualmente alberga un museo sobre el célebre pintor Zuloaga, que tuvo su estudio en la Torre del Homenaje.
La planta de esta fortaleza, que antiguamente formaba parte del recinto amurallado de Pedraza, es irregular. Si puerta, que salvaba un foso, llama especialmente la atención por estar repleta de puntas de hierro, enclavadas para favorecer la defensa de la puerta frente a armas de asedio como arietes.
En su interior, además del museo, donde junto a las obras de Zuloaga se puede ver un retrato hecho poro Goya a la Condesa de Banea un cristo del Greco, destacan la propia torre del homenaje y las arquerías románicas que comunican los diferentes patios. También son visibles los escudos de los Velasco, en la fachada principal, y de los Herrera, en el interior.
Cómo llegar
Sepúlveda (133 km)