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Madrid es una ciudad vibrante, repleta de actividades y lugares fascinantes capaces de seducir a cualquiera. Suele decirse que la oferta es tan variada que puedes hacer un plan distinto cada día.
Pero ¿Y si lo que buscamos es huir del mundanal ruido? Pues
que también hay alternativas, y vaya alternativas. En el listado que verás a
continuación, en el que recopilamos los pueblos con más encanto de toda la
Comunidad de Madrid, encontrarás todo tipo de parajes y localidades en las que
perderte durante horas.
Prepara el coche y decide tu destino, porque los hay desde apenas 30 km de distancia, como Loeches, hasta los 116 km de Puebla de la Sierra, y sin salir de la CA de Madrid.
Entre los encantos de este pequeño municipio nos encontramos con dos monasterios, el de San Ignacio Mártir (fundado a finales del siglo XVI) y el de la Inmaculada Concepción (del siglo XVII), y la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Cabe resaltar que la villa de Loeches ha pasado por diferentes manos a lo largo de su ya dilatada historia. Por ejemplo, Felipe II la vendió al acaudalado genovés Baltasar Catanno, que posteriormente revendió.
En el siglo XVII, fue el famoso conde-duque de Olivares quien se hizo con la propiedad, y mandó construir el monasterio de la Inmaculada Concepción, ya que no logró hacerse con el patronazgo del de San Ignacio Mártir.
Como ves, hasta los pueblos más pequeños cuentan historias fascinantes. ¡Vamos al siguiente!
Esta localidad, que perteneció originalmente a Segovia (de ahí el nombre de su plaza mayor), ostenta el título de Villa Real, que le fue otorgado en 1651 tras haber acogido la boda de Felipe IV.
Navalcarnero debe parte de su atractivo a su portentosa plaza de estilo castellano, con edificios tan antiguos como la propia villa y pintados de bonitos colores. En esta misma plaza nos encontramos con la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Bien de Interés Cultural desde el año 2000.
Pero, ojo, la Villa Real de Navalcarnero no destaca solamente por su plaza y su historia. Es una localidad con su propio vino con denominación de origen, museo incluido, y una gastronomía tradicional que hace las delicias de locales y visitantes, de la que destacamos sus famosos asadores.
Entre los ríos Tajo y Jarama se encuentra Aranjuez, una preciosa ciudad de algo más de 60000 habitantes cuyos jardines y Palacio Real han sido declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001.
Su historia es muy antigua, pero empezó a configurarse como lo que es hoy en día gracias a Felipe II, que pasaba aquí algunos meses del año, tradición que continuaron sus sucesores, ya que Aranjuez era un espacio magnífico para la caza, por la abundancia de presas.
Si no dispones de mucho tiempo, porque Aranjuez tiene mil rincones entre los que perderse, te recomendamos que no te pierdas:
Obra del arquitecto Juan Bautista de Toledo, al menos inicialmente, ya que fue terminado ya con los Borbones en el trono, es una de las residencias de la familia real española. Se trata de un inmenso y grandioso palacio que poco tiene que ver, en realidad, con el original, ya que fue pasto de las llamas en el siglo XVIII, teniendo que ser reconstruido respetando solamente la planta.
Su fachada destaca por su opulencia contenida, las figuras de sus principales promotores y los añadidos del famoso Sabatini pero, en realidad, lo más llamativo está en su interior, donde resaltamos la escalera imperial, con balaustrada de hierro forjado y alumbrada por una enorme lámpara.
Entre las estancias, las más llamativas son la Sala de Guardias del Rey, el Cuarto Regio y la Galería de Paisajes.
Iniciada por Juan Bautistsa de Toledo y rematada por Juan de Herrera, la Casa de Oficios y Caballeros se encuentra junto al Palacio Real. Inicialmente serían una serie de estancias para el servicio, pero su uso terminó siendo más bien administrativo.
El edificio consta de una planta rectangular con dos patios cuadrados. Su fachada, de ladrillo visto, destaca por el trabajo de mampostería.
También junto al Palacio Real, destacamos, sin duda alguna, el Jardín del Parterre, uno de los pocos ejemplos de jardín de estilo francés que hay en España.
Su origen se remonta al siglo XVIII, igual que el palacio, y además del cuidado jardín, cuenta con numerosa decoración en forma de estatuas de estilo entre renacentista y mudéjar. Destacan las fuentes de Ceres y de las Nereidas, así como las esfinges
La Casa de los Infantes es un edificio del siglo XVIII ideado para ser residencia de los infantes Gabriel y Antonio, hijos de Carlos III. Se trata de un complejo de estilo neoclásico y considerado Bien de Interés Cultural.
Actualmente alberga la oficina de turismo de Aranjuez, pero ha pasado por diferentes y sorprendentes usos a lo largo de su historia, como cuartel general de las tropas napoleónicas, colegio de huérfanas, oficinas de Real Patrimonio y Cuartel de Alabarderos.
Estéticamente hablando, la Casa de los Infantes pasa por ser una vivienda de tres plantas y patio de galerías porticadas con aspecto de palacete barroco austero y sobrio.
A escasos 50 km al este de Madrid nos encontramos con el pequeño municipio de Nuevo Baztán, fundado a inicios del siglo XVIII como centro agrícola y de producción de vidrio y tejidos por el político Juan de Goyeneche, fiel seguidor del colbertismo francés, en la época del mercantilismo.
Nuevo Baztán forma parte, desde principios del 2021, como uno de los Pueblos Más Bonitos de España, reconocimiento otorgado por la organización del mismo nombre.
Su propio urbanismo, de estilo de retícula octogonal, fue ampliamente estudiado durante la época como ejemplo del urbanismo barroco. De hecho, caminar por sus calles empedradas puede darnos la sensación de estar en otra época.
Este urbanismo, sus calles y su casco histórico conforman un magnífico conjunto arquitectónico que visitar con tranquilidad. Como puntos más interesantes, destacamos el Palacio de Goyeneche y la Iglesia de San Francisco Javier, ambos del siglo XVIII.
El Palacio de Goyeneche está integrado por dos edificios principales, que son el propio palacio y su recinto, y la iglesia que ya hemos mencionado. El conjunto cuenta además con plazas y pequeñas construcciones, formando un recinto de tipo hipodámico.
El palacio, como tal, es de planta rectangular y se dispone en dos plantas. Destaca la torre como elemento principal y más ornamentado. Como curiosidad, en la torre encontrarás un león sosteniendo un tablero de ajedrez, en clara alusión al escudo del Valle del Baztán, de donde provenía Goyeneche y que da su nombre al pueblo.
Sin llegar a salir de la Comunidad de Madrid damos un paso atrás en el tiempo al llegar a Talamanca de Jarama, a escasos 56 km de la capital. Y es que el paso del tiempo ha sido generoso con este pequeño municipio, donde podremos ver numerosos restos de origen románico y mudéjar. No en vano es plató habitual para series ambientadas en la época.
Si bien su origen se remonta, probablemente, a la Edad del Hierro, pero fueron los romanos los que dejaron su primera e importante impronta con un impresionante puente (y los romanos sabían de puentes).
También destaca la Bodega del Arrabal, del siglo XVIII, y que está unida a la Cartuja (ahora hablamos de ella), por medio de pasadizos subterráneos. Su aspecto interior no llama especialmente la atención, como sí lo hace su interior abovedado.
La Cartuja fue construida por los monjes de El Paular un siglo antes que la bodega. Son un conjunto de dependencias de tipo agrario ordenadas alrededor de un patio. Lo más llamativo de la construcción es, sin embargo, el uso que se le viene dando durante hace ya bastantes años: plató de cine. Y es que en este recinto se han rodado numerosas películas y series no sólo españolas sino también producciones internacionales.
Tras este pequeño descanso de película volvemos a los entornos naturales con Cercedilla, un pueblo situado en plena Sierra de Guadarrama, muy cerca del Puerto de Navacerrada del que hablamos antes.
Históricamente hablando, Cercedilla destaca por haber sido un punto de paso de la Vía Antonina romana y, varios siglos después, la principal proveedora de madera para la construcción del Monasterio del Escorial.
Actualmente, su mayor reclamo es su entorno natural y las actividades de ocio y deporte que se pueden realizar en el propio pueblo o en sus alrededores. Sin olvidarnos, por supuesto, de su conocida gastronomía.
Al sur de Madrid, entre los ríos Tajo y Tajuña, se erige Villarejo de Salvanés, un pequeño municipio de 7000 habitantes que llama la atención por la calidad de su patrimonio histórico.
En concreto, sobresale el imponente Castillo de Villarejo de Salvanés, del cual sólo se conserva una magnífica Torre del Homenaje. Además, conviene enumerar otros puntos no tan llamativos pero igualmente interesantes, como el Santuario de Nuestra Señora de la Victoria, la Iglesia de San Andrés Apóstol y, por supuesto, el Museo Profesional y Tecnológico del Cine en España.
Este museo aprovecha, como no podía ser de otra manera, las instalaciones de un antiguo cine. Ocupa unos 1000 m2 y cuenta con tres salas y siete exposiciones temáticas, más de 500 proyectores y unos 22000 carteles cinematográficos. Ideal para perderse durante unas horas.
Miraflores de la Sierra fue el pueblo donde pasó largas temporadas el que fuera premio Nobel de Literatura en 1977 Vicente Aleixandre. Precisamente, un busto del autor preside la Plaza del Álamo, sin restarle protagonismo al impresionante olmo seco que, tras morir de grafiosis en 1990, se decidió dejar reposar su enorme tronco de más de tres siglos en la propia plaza.
Puede que te suene si tienes conocimiento de la obra de Aleixandre, ya que ese olmo protagoniza el poema “El Álamo”. Pero no te pares en la plaza, porque a lo largo de las calles de la localidad encontrarás la paz y el descanso que tanta falta en otras latitudes. Además, el entorno natural de la Sierra es siempre un complemento sanador.
San Lorenzo de El Escorial es el segundo municipio de la Comunidad de Madrid más visitado, sólo por detrás de la propia ciudad de Madrid. Y no es para menos, ya que a la maravilla arquitectónica que es el monasterio (del que ahora hablaremos), se une el entorno natural idílico de la Sierra de Guadarrama.
El mayor encanto del pueblo es, sin duda, el monasterio, mandado construir por Felipe II para celebrar la victoria de San Quintín de 1557, que enfrentó a las tropas españolas contra las francesas. Tal día coincidía con San Lorenzo, y de ahí el nombre del monasterio.
Al contrario de lo que ocurre, y lo hemos visto, con otros monumentos, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se terminó en pocos años (de 1563 a 1584). En su interior se incluyen un palacio real, una basílica -donde se da sepultura a los monarcas españoles -, una biblioteca, un colegio y un monasterio, actualmente ocupado por miembros de la Orden de San Agustín. El propio Felipe II observaba las obras desde una silla de piedra que le ofrecía una panorámica general de su estado.
El monasterio, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984, fue obra del arquitecto Juan de Herrera, que da nombre a su propio estilo -el herreriano-, y cuenta, además de con lo ya mencionado, una Real Biblioteca, jardines de tipo versallesco y una pinacoteca espectacular.
Hasta aquí llega la primera parte de nuestra serie de post de Pueblos bonitos cerca de Madrid. En las siguientes partes, además de continuar con la CA de Madrid, repasaremos otros pueblos de las provincias cercanas a la Comunidad, como Cuenca o Ávila.
Recuerda que una muy buena opción para visitar todos estos pueblos sin tener que preocuparte de nada es accediendo a un coche en modalidad de renting, nuestra especialidad, ya que así te evitas tener que estar pendiente del mantenimiento o el seguro y tendrás asistencia en carretera en cualquier momento.
¡Nos vemos en la parte II!