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Cuando se acerca el invierno y con él las lluvias y el frío, supone no sólo volver a llevar abrigos y paraguas de forma habitual, sino también de prepararse para conducir bajo la lluvia con todo el riesgo añadido que ello supone.
Pero el riesgo no sólo aparece en la carretera, sino que también toca batallar contra el fenómeno de la condensación que se da en el interior de nuestro propio coche. Esto es, el empañamiento de los cristales.
Afortunadamente, hoy en día los vehículos más modernos son capaces de solventar estos problemas de condensación bastante bien, pero, a veces, desempañar el coche es más complicado de lo que parece.
Apunta, porque en este post te contaremos todo lo que debes saber (y evitar) para desempeñar el cristal de tu coche. Toma nota antes de empezar: la clave está en la temperatura del interior del coche.
¿Qué ocurre realmente cuando se empeñan los cristales de tu coche? en pocas palabras, hay una diferencia de temperatura en los cristales interiores de tu coche con respecto a la temperatura de fuera y a la de los ocupantes del vehículo, sobre todo, en invierno.
Este contraste entre temperaturas hace que el vapor de agua que hay en el ambiente (en el interior) se dirija hacia la luna delantera, trasera, ventanillas e, incluso, el espejo retrovisor. Como ves, es la presencia de vapor de agua el detonante del procedimiento, razón que explica que la condensación se dé, con mayor facilidad, en zonas húmedas.
Te habrás dado cuenta de que, cuando son varios los ocupantes del vehículo, sobre todo en condiciones atmosféricas de humedad y frío, los cristales se empañan mucho más rápido, lo que influye a que perdamos mucha visibilidad y nos pongamos en riesgo si conducimos bajo esas condiciones. Por esta razón, conviene saber cómo desempañar el cristal del coche, entendiendo el proceso de condensación y cómo combatirlo.
El vaho que empaña los cristales es vapor de agua que hay en el interior del vehículo. Ha superado el umbral de humedad máxima que podía contener en forma de gas y ha pasado a líquido.
Como decíamos, este fenómeno suele acontecer cuando incrementa la humedad en el interior del vehículo, generalmente una vez entramos nosotros. La condensación, que en casos más extremos habrás podido notar sobre la tapicería o el salpicadero, comienza en las zonas más frías del vehículo, esto es, los cristales, que tienen contacto con el exterior por un lado y con el interior por otro, por lo que su temperatura es menor que la de los asientos, por ejemplo.
A continuación, ahondaremos más en qué es la condensación, antes de pasar a qué debemos hacer para desempañar el cristal del coche.
Explicado de forma simple, la condensación es el resultado de que la materia que se encuentra en estado de gas pase a un estado líquido. Con el vapor de agua ocurre que muchas veces es húmedo y visible, porque está condensando y contiene partículas de agua en estado líquido.
Nos encontramos a menudo con este fenómeno. Cuando hervimos agua, por ejemplo, y se evapora, la parte que podemos ver es el vapor de agua con condensación. También el rocío de la mañana, que encontramos en plantas, nuestro coche, etc., y que se da cuando baja la temperatura.
Para que la condensación se pueda dar, el vapor necesitará estar en una superficie cuya temperatura sea menor que la temperatura de saturación (que indica el cambio de estado) para la presión a la que está el vapor.
En el caso de los vehículos, por lo general, las zonas más frías son los cristales. Otro apunte es que es más fácil que el vapor de agua condense sobre zonas con irregularidades como, por ejemplo, un cristal sucio, en el que la suciedad servirá para anclar el agua en estado líquido. Por esta razón desechamos totalmente el uso de paños, trapos o la propia mano para “limpiar” el cristal. Como mucho, lograrán mover las partículas de agua hacia otro lado o impregnarlas en el propio trapo o mano, pero dejarán tras de sí partículas de suciedad, grasa, etc.
Como el aire caliente es capaz de almacenar una mayor concentración de vapor de agua que el aire frío, la clave para desempañar el cristal del coche estará en la temperatura a la que logremos estabilizar el habitáculo de nuestro vehículo.
Retomando la cuestión de que la clave está en la temperatura, lo que debemos hacer para desempañar el cristal del coche será utilizar aire caliente, dirigiéndolo directamente hacia el cristal que queremos desempañar. Esto lo haremos moviendo las salidas de aire hacia el cristal que queremos desempañar, para compensar el frío exterior, a la mayor potencia que podamos.
Lo que buscamos con esta acción es que el aire que llegue al parabrisas lo haga lo más caliente que pueda, rompiendo así con la película de aire frío que está sobre la zona condensada, y absorba la humedad, ya que el aire caliente tiene una mayor capacidad de almacenar humedad que el aire frío.
Del sistema de calefacción del coche proviene el aire caliente que emplearemos para eliminar el vaho. El proceso que sigue es el siguiente:
Una de las funciones que realiza el aire acondicionado de nuestro coche, y la razón por la que recomendamos su uso simultáneo con la calefacción, es que el aire acondicionado pasa por un evaporizador que reduce su humedad, por lo que consigue absorber una mayor cantidad del interior de nuestro coche.
Si en lugar de emitir aire caliente desde nuestro sistema de calefacción utilizáramos aire frío, el efecto será mucho menor. Sin embargo, verás cómo introducir aire frío es una buena práctica, pero no desde el sistema de calefacción o aire acondicionado ni durante la marcha, más o menos.
Una vez hayamos desempañado nuestro coche y hayamos desplazado la humedad del cristal al ambiente, deberemos evitar que la condensación vuelva a aparecer. Para ello, evitaremos la recirculación del aire, aprovechando el aire del interior del vehículo de forma constante. Si, de repente, introdujéramos aire frío del exterior, acabaríamos volviendo al punto de partida.
Mientras los cristales estén desempañados y mantengamos la temperatura interior en torno a los 19ºC, no deberían volver a desempañarse. Por esa razón tenemos que desactivar la opción de emplear aire frío proveniente del exterior, porque creará una nueva diferencia de presión que facilitará la condensación.
Ahora bien, llegará un momento en el que nuestra transpiración y temperatura corporal (junto a la del resto de ocupantes, si los hubiera) hará elevar nuevamente el nivel de humedad del aire del interior del coche, causando nuevamente riesgo de condensación.
En este momento abrir un poco las ventanillas del coche nos ayudará a intercambiar el aire frío y seco del exterior con el más húmedo y caliente de nuestro coche, evitando así una nueva condensación siempre que mantengamos la temperatura estable.
Antes de subir al coche, si sospechas o tienes muy claro que se va a dar la condensación (si vives en una zona húmeda puede que la condensación ya sea visible antes de entrar), una buena práctica es bajar completamente las ventanillas antes de cerrar las puertas del coche.
Si realizas esta práctica, facilitarás la circulación del aire del interior, que ya ha condensado o que está a punto de hacerlo cuando cierres la puerta y se cree el contraste entre tu temperatura corporal y la del interior del coche, y evitarás que se empañen tus cristales.
El caso de la luna trasera es sustancialmente distinto, en lo que a empañar y desempañar se refiere. El cristal trasero dispone de su propio sistema térmico a través de unos filamentos (los verás fácilmente cuando estén desempañando, que van como por barras). Por lo general, en el sistema de calefacción tendrás disponible un botón único para desempañar la luna trasera.
Llega la parte más nostálgica, ya que hasta ahora hemos tratado el tema de desempeñar el cristal del coche desde un punto de vista climático. Sin embargo, hay una serie de técnicas que se empleaban no hace tanto tiempo, cuando la calefacción o el sistema del aire acondicionado no eran tan populares, y que estaban directamente dirigidos a evitar la condensación.
Todos estos remedios tienen un principio físico y son efectivos. Queda a criterio del conductor si desea emplearlos o no. Vamos allá:
Uno de los remedios más curiosos es el empleo de arena de gato dentro de un calcetín que el conductor decide guardar en algún lugar del coche, normalmente debajo del asiento del conductor. la arena que se usa para que los gatos hagan sus necesidades contiene una gran cantidad de sílice, que sirve como desecante, por lo que retiene muy bien la humedad (te sonarán las bolsitas de sílice en las cajas de los zapatos, por ejemplo).
Una solución antivaho es mezclar en un dosificador una solución de agua y vinagre blanco. Aplica sobre el cristal y tendrás una solución temporal a la formación de condensación.
El alcohol es otro de esos productos idóneos para combatir la humedad por sus propiedades desecantes. Al igual que la solución con agua y vinagre, si aplicas un poco de alcohol a un paño y luego lo pasas por la luna de tu coche, mantendrás la condensación a raya.
Continuando con las soluciones, en este caso con agua, glicerina -que es un tipo de alcohol – y detergente en polvo. El objetivo será crear una película protectora sobre el cristal que impedirá que las gotas de agua de la condensación se depositen sobre él.
Del mismo modo ocurre si empleamos champú sobre un paño seco y lo pasamos por el cristal junto a un poco de agua. Estaremos creando una película de gel que impedirá que las gotas de agua se fijen a nuestro cristal
Dejamos para el final el remedio más divertido: cortar una patata y restregarla por el cristal. Tiene mucho sentido, la patata tiene un alto contenido en almidón, que absorbe la humedad. Si creamos una capa de almidón sobre el cristal lo estaremos previniendo de la formación de condensación.
Con esta serie de técnicas anteriores al aire acondicionado damos por finalizado este artículo sobre cómo desempañar el cristal del coche. Esperamos haber cumplido la función de enseñar cómo se produce la condensación y qué debemos hacer para combatirla.