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Aparcar bien es una cuestión, a fin de cuentas, de geometría. Pero ocurre que los cálculos, cuando los hacemos a ojo, adolecen de precisión. También ocurre que, con el tiempo, nos volvemos perezosos y las maniobras que conocíamos al dedillo en nuestra época de novatos, ya no las tenemos tan claras y solemos improvisar.
Aparcar en línea es, en pocas palabras, una maniobra que puede resultar muy complicada incluso en espacios grandes, y que muchas veces es fuente de llantazos y rascazos en los laterales. Por estas razones, a muchos conductores, más o menos experimentados, aparcar en línea les supone un problema.
Afortunadamente, los vehículos más modernos incluyen asistentes a la conducción y el aparcamiento, y ayudan a facilitar la maniobra, por ejemplo con los sensores de aparcamiento o las cámaras de marcha atrás o 360º
Sin embargo, existen diferentes guías que podemos tomar y maniobras para realizar que nos llevan a aparcar el coche prácticamente a la primera. En este post hacemos un repaso de las indicaciones más populares y profundizamos en cuestiones como el radio de giro, que hace que algunos coches resulten más sencillos de aparcar que otros.
Con sus pequeñas variantes, que tienen más que ver con el tipo de conductor o vehículo, hay tres tipos de estacionamiento. Son los siguientes:
El Aparcamiento en línea es uno de los métodos más comunes en áreas urbanas con espacio limitado en las calles y aceras. A pesar de que utiliza el espacio de manera menos eficiente que otras opciones, resulta esencial por el motivo mencionado: el espacio. En este tipo de estacionamiento, los vehículos se alinean uno tras otro en una fila ordenada junto a la acera, facilitando la maniobra de estacionamiento.
El Estacionamiento en batería presenta algunos desafíos, como vimos en nuestra guía para aparcar en batería a la primera, especialmente para conductores inexpertos o en espacios reducidos. En este tipo de estacionamiento, los vehículos deben estar alineados de lado, no de frente o de atrás. Aunque parece sencillo en teoría, la práctica puede ser complicada.
El aparcamiento en oblicuo es una variante del estacionamiento en batería que resulta más amigable para aquellos conductores que no se sienten cómodos con la marcha atrás. En este método, los vehículos no se estacionan en paralelo, sino en una posición oblicua, lo que presenta algunas ventajas.
Una de las ventajas clave es que no se requiere la marcha atrás. Para realizarlo, simplemente abre un poco el espacio tomando como referencia el vehículo que quedará a tu izquierda una vez estacionado. Gira el volante completamente en la dirección deseada y utiliza los retrovisores para controlar los laterales de tu auto y los vehículos cercanos hasta que estés perfectamente estacionado. La maniobra se vuelve un poco más complicada cuando quieres aparcar tu vehículo marcha atrás para poder salir de cara con una mayor visibilidad.
Volvamos ahora al punto central de este artículo: el aparcamiento en línea. La maniobra que se debe realizar es la misma para todo tipo de coches pero, como veremos más adelante, no todos los coches giran exactamente igual, razón por la cual, para poder realizar un estacionamiento en línea correcto, a la teoría habrá que sumarle una parte de práctica y de experiencia.
Para aparcar en línea de manera correcta, lo primordial será la preparación de la maniobra, es decir, dónde colocamos el coche antes de comenzar el estacionamiento. Si lo adelantamos demasiado, o lo separamos en exceso, seguramente tengamos que corregir nuestros movimientos en sucesivas maniobras, con el riesgo de taponar el tráfico.
Bien, antes de enumerar todos los movimientos para aparcar un coche en línea, te dejamos un pequeño consejo que suele resultar muy útil, sobre todo a los conductores menos expertos: los volantes tienen cuatro vueltas desde una posición de giro completo a la otra, es decir, si quieres centrar las ruedas y que el coche avance en línea recta, deberás dar dos vueltas desde una posición de giro completo.
Nota: Es recomendable evitar “morder” los bordillos con los neumáticos, ya que esto puede causar cortes en la estructura interna de las ruedas, sobre todo cuando se realiza a gran velocidad, de ahí que insistamos en que la maniobra de aparcamiento se haga de forma suave. Este tipo de golpes pueden llevar a que el neumático se rompa y reviente. De manera periódica, verifica que no haya deformaciones con forma de huevo en los lados de los neumáticos, ya que estas suelen ser consecuencia de maniobras de estacionamiento.
Te habrás dado cuenta, y por esa razón hace falta práctica a la hora de estacionar, de que no todos los coches giran igual ni requieren del mismo espacio para hacerlo en condiciones. Ahí entra en juego el diámetro de giro del vehículo. Primero lo explicamos y luego ponemos un ejemplo con dos modelos diferentes por todos conocidos.
Bien, cada vehículo posee un radio de giro, una medida estandarizada que evalúa su capacidad de maniobra. Concretamente, el radio de giro es el radio de la circunferencia trazada por la rueda exterior del vehículo al girar completamente el volante hacia su máxima posición.
Un menor radio de giro implica que el vehículo requiere menos espacio para cambiar de dirección o maniobrar. Un mayor giro implica la necesidad de un mayor espacio.
Varios elementos afectan al radio de giro de un vehículo, siendo los principales:
Para hacer la explicación ilustrativa, tenemos que, el Volkswagen Golf, por ejemplo, tiene un diámetro de giro relativamente pequeño, lo que lo hace ideal para la conducción en entornos urbanos y estacionamiento en espacios reducidos. El diámetro de giro de un Volkswagen Golf típico puede ser de aproximadamente 10.9 metros.
Por su parte, el Mercedes-Benz S-Class, debido a su longitud y estilo de conducción orientado al confort, posee un diámetro de giro más grande en comparación con el Volkswagen Golf. Un Mercedes-Benz Clase S puede tener un diámetro de giro de alrededor de 12.5 metros o más, lo que significa que necesita un espacio de giro más amplio.
La salida del estacionamiento en línea es básicamente la misma maniobra de entrada pero al revés. Ahora bien, debemos tener en cuenta que la situación en la que dejamos nuestro vehículo no es siempre la misma cuando volvemos, porque los vehículos posterior y anterior pueden haber cambiado y las distancias haberse agrandado o acortado.
En cualquier caso, la maniobra habitual suele ser girar el volante al máximo hacia la acera y dar marcha atrás, para situar el morro en posición de salida. Si el espacio no es suficiente, tendremos que reposicionar el coche maniobrando poco a poco, haciendo cada vez más espacio en la parte delantera hasta que consigamos salir.
Sí, podría ser multado/a por estacionar mal tu vehículo, entendiendo como estacionar dentro de una plaza destinada a tal efecto. Uno de los motivos podría ser dejar las ruedas del coche subidas a la acera. En esta situación, la infracción puede ser clasificada como leve o grave, lo que resultará en una multa que oscila entre 80 y 200 euros, dependiendo de la evaluación del agente de tráfico.
Otro aspecto a considerar es el estacionamiento demasiado cercano a otros vehículos, una situación que también puede tener consecuencias. Si el agente de tráfico determina que este estacionamiento dificulta el acceso del conductor y los pasajeros al vehículo, se puede imponer una multa que varía entre 80 y 200 euros, al igual que en el caso anterior. Es fundamental estar al tanto de estas infracciones para evitar sanciones innecesarias al estacionar.
Esperamos haberte servido de ayuda para entender cómo funciona la maniobra para aparcar en línea, cómo salir de ella y los riesgos a los que nos enfrentamos los conductores, que van desde coches con un diámetro de giro que los hace difíciles de estacionar de esta manera, hasta posibles multas.