Los vehículos automáticos han llegado para quedarse. Poco a poco, se han hecho un hueco  en el mercado y han evolucionado un montón a lo largo de los años. Habrá quien piense que conducir un coche de este tipo es mucho más sencillo que uno manual (o no). 

Por ello, para que puedas sacar tus propias conclusiones, en el post de hoy te contamos cómo se conduce un vehículo automático y los pros y contras que tiene respecto a los tradicionales ¡Sigue leyendo!

P, D, N y R. Los básicos de un automático


Si te dispones a conducir un coche automático, es necesario conocer el funcionamiento de las transmisiones para conducir con seguridad, eficiencia y comodidad. En estos coches, la tradicional palanca de marchas se suele sustituir por un accionador de los diferentes modos de uso. Este accionador puede ser una palanca similar a las de siempre, una rueda, un pulsador o una leva, y llevará una serie de letras que debes conocer:


transmisión de coche automático, cómo conducir un coche automático


Además, algunos coches pueden incluir también otro tipo de modos como pueden ser:

En cuanto a las levas, no hay más que pulsarlas o moverlas en un sentido u otro para que el coche cambie a una marcha superior (+) o inferior (-) y no es necesario dejar de acelerar o estar en punto muerto para ello. 

¿Y los números?


Muchas veces, junto a las letras podemos encontrarnos una serie de números (1,2,3,4) que representan las limitaciones de las respectivas marchas. Se utilizan normalmente como freno de motor y pueden ser útiles, por ejemplo, en caso de una bajada.

Ahora que sabes qué significa cada una de las letras y números que aparecen en tu coche, es hora de utilizarlos. A continuación te explicamos cómo. 

Conducir un coche automático ¿Tan fácil como parece?


Por norma, resulta mucho más sencillo que un manual. Si estás acostumbrado a los tradicionales, la primera vez que conduzcas un automático puede resultar raro. Vayamos por pasos.

Lo más normal es que notes que te falta un pedal. Si, nos olvidamos del embrague, los coches automáticos tienen únicamente dos pedales: freno y acelerador. Por ello, debes olvidarte de tu pie izquierdo por completo y así evitarás usarlo para cambiar de marcha instintivamente. Una vez te hayas familiarizado con los pedales y la palanca de cambios, nos ponemos en marcha. Para empezar a moverte, debes pisar el freno, quitar el freno de mano (si no es automático) y seleccionar el modo en el que quieres circular. 

Para cambiar de un modo a otro, tendrás que hacerlo con el coche parado y será tan sencillo como seleccionarlo, levantar el pie del freno y empezar a acelerar de manera progresiva. Así, el coche avanzará y no tendrás que preocuparte por nada, pues será este mismo el que seleccione las marchas más adecuadas. 

En caso de que hayas parado o estacionado el vehículo, debes activar primero el freno de mano y a continuación cambiar al modo P. Así, evitarás descargar demasiado peso sobre la transmisión. Para aparcar el coche, sólo tendrás que activar la marcha atrás y realizar las maniobras necesarias ¡Igual que en el manual!

Finalmente, debes saber que en caso de que necesites remolcar tu coche, es importante que lo hagas con el modo N puesto. Si lo haces en otra posición, la transmisión puede sufrir grandes daños. 

Si vienes de un turismo con cambio manual, no te preocupes, es normal que necesites un tiempo para adaptarte. Con el tiempo, te darás cuenta de que sólo te tienes que preocupar de acelerar y frenar. 

Pros y contras de los coches automáticos


Frente a los coches manuales, los de cambio automático presentan una serie de ventajas. Apuestan por un mayor confort en la conducción debido a la menor intervención del conductor sobre el vehículo. También una mayor sensación de aceleración, pues los cambios se realizan de manera más eficiente.  

Además, ofrecen más seguridad frente a los manuales al poder centrar toda la atención en la carretera y evitar distracciones y posibles malos hábitos. Como plus, podemos añadir que el motor es mucho más silencioso y que se reduce el riesgo de averías, ya que el uso de este es mucho más correcto. 

El consumo en los coches automáticos también suele ser menor. Esto se debe a que es más eficiente a la hora de realizar los cambios a un régimen de revoluciones adecuado. Como es lógico, dependerá siempre del vehículo que conduzcamos. 

Por otro lado, podemos decir que el mayor inconveniente de un coche automático está en el precio, pues suelen ser más caros que los de cambio manual. Esto sucede tanto a la hora de comprarlos como en el mantenimiento, debido a que las revisiones son más profundas.

En los coches automáticos suele ser necesario cambiar el aceite de la caja de cambios, por eso es de vital importancia estar al día con las visitas al taller. De no hacerlo, podrá salirte muy caro. 

Finalmente, cabe destacar que en los vehículos automáticos la conducción es mucho más monótona. Esto puede causar, sobre todo en viajes largos, mayor fatiga. En cualquier caso, este aspecto dependerá en gran parte del conductor.